En ocasiones, madres extremadamente sobreprotectoras buscan atenciones médicas innecesarias para sus hijos, simulando síntomas de enfermedad en ellos. Este síndrome, denominado síndrome de Munchausen, aparece generalmente en familias desajustadas con bajos niveles culturales y educacionales.
Un niño de 8 años de edad, ingresa por primera vez en un centro de salud mental por la creencia de que puede padecer un síndrome asténico, aunque sin causa orgánica aparente. Tras realizazrle varias pruebas, los médicos deciden dar el alta a este niño ya que los resultados habían sido negativos. Tan solo unos meses más tarde, el chico vuelve a ser ingresado en un hospital, esta vez por síntomas y diagnósticos diferentes. De nuevo, los resultados de las pruebas realizadas al hijo de esta mujer afirman que no tiene ninguna enfermedad. Los médicos, muy extrañados, deciden observar de manera oculta la habitación en la que se hallaba el niño, descubriendo así, que la madre le daba clorpromacina, que hacía que su hijo se encontrase en tales condiciones físicas.
El síndrome de Munchausen ocurre por problemas psicológicos de un adulto y es un comportamiento que generalmente busca llamar la atención de los demás. Sin embargo, el síndrome puede dañar seriamente la vida del niño que está involucrado ya que este comportamiento inusual puede llegar al extremo del daño físico e incluso la muerte.
Filosofía y Ciencia
¿Es lo mismo la sabiduría y el saber? ¿Que relación hay entre la filosofía y la ciencia?
En este blog voy a tratar de averiguar cual es la relación entre esos dos términos, y si en la era científica sigue siendo necesaria la filosofía, porque podría parecer que la ciencia es suficiente para conocer al ser humano, y que el ser humano puede ser definido por completo en la ciencia.
domingo, 6 de marzo de 2011
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero
Increible pero cierto, este hombre, al que llamaremos señor P. padecía la denominada agnosia visual, una enfermedad que no le permitiría reconocer estímulos previamente aprendidos o aprender nuevos sin alterar la percepción de la realidad.
El señor P. era un excelente músico que acudió a la consulta de un neurólogo, Oliver Sacks, porque notaba que tenía problemas para identificar las cosas de su entorno. Alguna vez lo sorprendieron dando palmaditas a las bocas de incendios creyendo que eran cabecitas de niños, o incluso iniciando una conversación con el picaporte de una puerta. Tras una de sus revisiones, el señor P. salió de la consulta, todo parcía ir bien, hasta que de repente, se detuvo en seco, rodeó el coche y se dirigió al asiento que ocupaba su mujer, la agarró del cuello y de las orejas e intentó ponérsela en la cabeza.
El señor P. padecía una pérdida cognitiva aguda, su cerebro era capaz de ver, oír, sentir y escuchar perfectamente, pero no era capaz de ver la totalidad de las cosas, sólo veía detalles y nunca establecía relación entre una imagen y un todo.
El señor P. era un excelente músico que acudió a la consulta de un neurólogo, Oliver Sacks, porque notaba que tenía problemas para identificar las cosas de su entorno. Alguna vez lo sorprendieron dando palmaditas a las bocas de incendios creyendo que eran cabecitas de niños, o incluso iniciando una conversación con el picaporte de una puerta. Tras una de sus revisiones, el señor P. salió de la consulta, todo parcía ir bien, hasta que de repente, se detuvo en seco, rodeó el coche y se dirigió al asiento que ocupaba su mujer, la agarró del cuello y de las orejas e intentó ponérsela en la cabeza.
El señor P. padecía una pérdida cognitiva aguda, su cerebro era capaz de ver, oír, sentir y escuchar perfectamente, pero no era capaz de ver la totalidad de las cosas, sólo veía detalles y nunca establecía relación entre una imagen y un todo.
martes, 1 de marzo de 2011
¿Ciencia-ficción?
No, el caso que vamos a presentar no pertenece al personaje de una novela; se trata de un caso clínico presentado por Morillo-Velarde Quintero, A.L López Fraile y L.Santamaría Vázquez, del hospital Reina Sofía de Córdoba para tratar de analizar el síndrome de Capgras. Se trata de un curioso síndrome en el que el paciente afirma que sus verdaderos familiares o amigos han sido suplantados por dobles.
Se presenta un varón de 36 años sin antecedentes de enfermedad conocida, consulta a petición de la familia, pues él no tiene ninguna conciencia de enfermedad. Sin embargo su conducta ha cambiado: apatía, aislamiento social, trastornos alimentarios, conducta paranoide y agresividad. Tiene la convicción de que desde hace dos años sus familiares han sido suplantados por dobles idénticos; pequeñas diferencias en el carácter y en el peso y la talla, lo convence de la exactitud de su idea.
Por otro lado, explica que existía un complot contra él, en el que participa su familia, amigos y vecinos, que lo molestan dando golpes en los tabiques, lo persiguen y lo espían mediante un transmisor que le han colocado en una muela, y un sistema de rayos infrarrojos.
No presenta alteraciones en las funciones mentales superiores y habla coherentemente, sin alteraciones formales del pensamiento.
Se presenta un varón de 36 años sin antecedentes de enfermedad conocida, consulta a petición de la familia, pues él no tiene ninguna conciencia de enfermedad. Sin embargo su conducta ha cambiado: apatía, aislamiento social, trastornos alimentarios, conducta paranoide y agresividad. Tiene la convicción de que desde hace dos años sus familiares han sido suplantados por dobles idénticos; pequeñas diferencias en el carácter y en el peso y la talla, lo convence de la exactitud de su idea.
Por otro lado, explica que existía un complot contra él, en el que participa su familia, amigos y vecinos, que lo molestan dando golpes en los tabiques, lo persiguen y lo espían mediante un transmisor que le han colocado en una muela, y un sistema de rayos infrarrojos.
No presenta alteraciones en las funciones mentales superiores y habla coherentemente, sin alteraciones formales del pensamiento.
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